El agua es la mejor opción para una adecuada y sana hidratación, aunque también es cierto que como segunda opción se puede recurrir a otras bebidas, aunque en menor medida.

Con la llegada de altas temperaturas y el calor del verano, “la pérdida de líquidos del organismo se aumenta y, por ello, las recomendaciones de hidratación se incrementan”, resalta especialistas en nutrición y salud. 

No hay que olvidar que el agua es el componente principal del organismo. Juegan un papel muy importante en el funcionamiento como termorregulador (mantiene nuestra temperatura corporal), interviene activamente en los procesos fisiológicos de digestión, absorción y eliminación de residuos metabólicos y mantiene las funciones vitales corporales.

Aunque muchas veces beber solo agua puede resultar un poco fastidioso ¿Qué otras bebidas son refrescantes y ayudan a llegar a unos niveles adecuados de hidratación? Empecemos por las que no contribuyen en absoluto a calmar la sed y, además, pueden resultar nocivas para la salud.

En un día caluroso algunas personas consideran que no hay nada mejor que una cerveza bien fresca para calmar la sed. La sensación inicial va en esa dirección, pero a la larga se produce el efecto contrario. Las dietistas-nutricionistas explican por qué, “La cerveza no quita la sed, ya que las bebidas alcohólicas producen deshidratación por su efecto diurético. Si al consumo de cerveza le añadimos las altas temperaturas, aumenta la posibilidad de entrar en un proceso de deshidratación”.

No existe un consumo saludable con respecto a las bebidas alcohólicas, a lo que hay que agregar que no son una buena opción para la hidratación. El alcohol inhibe la activación de la hormona antidiurética, favoreciendo la diuresis; es decir, que orinemos con más frecuencia, perdamos más líquido al hacerlo y nos deshidratemos”. De hecho, “uno de los efectos de la famosa resaca es la deshidratación, añaden especialistas en salud.

 

Otras bebidas poco recomendables

Las bebidas edulcoradas o azucaradas, zumos de frutas, bebidas energéticas, concentrados de líquidos, concentrados en polvo, café, té y todas ellas contienen azúcares simples y no ayudan a la hidratación. Además, su consumo constante aumenta la posibilidad de tener sobrepeso y favorece el riesgo de enfermedades como obesidad, diabetes, y caries.

El consumo excesivo de bebidas con alto contenido en cafeína aumenta la diuresis, por lo que tampoco ayudan a la hidratación.

 

Alternativas para beber algo más que agua

Las bebidas que pueden servir para romper la monotonía e ingerir algo diferente tienen una base netamente hídrica.

Una buena alternativa es consumir solamente la leche. Además, las infusiones, así como agua a la que se añada algún ingrediente sin azúcar y le confiera un sabor agradable, como hojas de menta, corteza de limón, rodajas de pepino. Y eso es prácticamente todo. El resto de bebidas contienen demasiado azúcar o bien son alcohólicas.

Como complemento son las frutas y verduras, como, melón, sandía, melocotón, pepino, tomate,  lechuga, entre otras, todas ellas tienen un alto contenido en agua, por lo que, su consumo durante los periodos de altas temperaturas puede contribuir a mantener una buena hidratación y evitar la sensación de sed.

Para mantener o recuperar la cantidad necesaria, debe aportarse aproximadamente un 80% a través de agua, y el 20% restante con otras bebidas o alimentos ricos en agua, tales como frutas, verduras, hortalizas, infusiones, caldos, leche, ya que el líquido representa de manera aproximada un 70% del peso de nuestro cuerpo. 

 

Consejos para una buena hidratación

Claramente para calmar la sed en verano e hidratarse adecuadamente deben ir siempre de la mano. Para asegurar ambas cosas, basta con seguir estas sencillas recomendaciones:

Beber entre 1,5 y 2 litros al día de líquido (preferentemente agua) para compensar las pérdidas del sudor y la orina. 

Beber líquidos antes de tener sed. El mecanismo de la sed es un estímulo que aparece cuando ya estamos por debajo del nivel adecuado de hidratación. 

Con altas temperaturas mayor a 30ºC y mayor humedad ambiental la pérdida de agua es mayor, por lo que habrá que incrementar el consumo. 

Para un ejercicio de intensidad leve o moderada se recomienda beber 150-250 cc de agua cada 20 minutos desde el comienzo. A partir de 30 minutos de ejercicio es fundamental la rehidratación.  

Con el fin de aprovechar al máximo su poder hidratante, la temperatura del agua no debe ser inferior a 10-15º C.

Se considera que a partir de edades tempranas debemos estimular y educar a los más pequeños para que el agua sea su bebida principal, tanto durante como fuera de las comidas, en lugar de las bebidas azucaradas, lo que contribuirá a prevenir la obesidad infantil y fomentar unos buenos hábitos. Publicado por Mujeres al día, agencia de noticias e información.

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