Después de los 30 el organismo inicia a perder fuerza y resistencia, y ese declive se vuelve más progresivo a medida que avanza la edad. Es natural que el cuerpo comience a envejecer en algún momento de nuestra vida.

Sin embargo, no podemos evitar envejecer, sí es posible ralentizar el proceso, procurarnos más años de vida evitando hábitos que incentivan la aparición de enfermedades crónicas, dolencias y alteraciones sobre los cuales empezamos a preocuparnos después de los 40 años.

Y es que más importantes que los beneficios otorgados por la actividad física, es el sedentarismo el que causa daños a nuestro organismo.

Especialistas en salud aseguran que la falta de actividad física afecta realmente al cuerpo humano, sobre todo en cuanto a pérdida de masa muscular. No es que por el solo hecho de envejecer perdemos masa muscular, la causa más importante de la pérdida de masa muscular es la falta de actividad física.

La Organización Mundial de la Salud, estipula que se podrían evitar hasta 5 millones de fallecimientos al año con un mayor nivel de actividad física de la población mundial.

Es sumamente beneficioso no solamente practicar actividad física cardiovascular sino también ejercicios de resistencia, especialmente multifuerza, entre 2 o 3 veces por semana como mínimo. Cuando somos mayores de 40 es muy importantes seguir este tipo de rutinas porque también mejoran la salud de nuestros huesos, con lo cual se traducen en aliadas perfectas en el tratamiento de la osteoporosis.

Un beneficio que se le añade a la práctica frecuente de actividad física es que influye en el fortalecimiento del sistema inmune. Esto es un mito, aunque sí contribuye definitivamente a la salud general.

Si bien es un mito que la práctica de ejercicios frecuentes contribuye a fortalecer el sistema inmune, sí es parte de un conjunto de acciones que preservan nuestra salud en general.

Especialistas afirman que pocas cosas hacen efecto directo en la mejoría del sistema inmune. Más bien se trata de un conjunto de acciones como tener hábitos saludables, hacer ejercicios, evitar el sedentarismo, no fumar, restringir el consumo de alcohol, controlar la ingesta de azúcar. Todas estas acciones, en líneas generales, contribuyen a la prevención de la enfermedad cardiovascular, de diabetes melitus, arteroesclerosis o cáncer de pulmón por el tabaquismo.

El envejecimiento del organismo es un proceso que no se puede detener, raramente lo puedes modificar, puedes ralentizarlo quizás en la medida que contemples una vida sana y sin afecciones crónicas. No hay medicamento ni fórmula mágica que mejore el sistema inmunitario, al contrario, son más las razones que lo debilitan que aquellas acciones que podemos hacer para mejorarlo.

Por otro lado, según la Organización Mundial de la Salud, la actividad física tiene importantes beneficios para la salud del corazón, «contribuye a la prevención y gestión de enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes».

Además, la entidad mundial también enfatiza que la práctica regular de ejercicio puede reducir el riesgo de hipertensión, cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares; también reducir el riesgo de caídas, fracturas de cadera o vertebrales; y tanto en adultos como en adultos mayores reduce la mortalidad por cualquier causa; y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares

Recomienda que adultos hasta los 64 años entrenen moderadamente durante al menos 150 a 300 minutos a la semana; o entrenamiento intenso durante al menos 75 a 150 minutos semanales. Así como también procurar limitar el tiempo que se consume en actividades sedentarias.

La realización de actividad física disminuye los síntomas de la depresión y la ansiedad, mejora las habilidades de razonamiento, aprendizaje y juicio. De hecho, es una aliada eficiente en la prevención del deterioro cognitivo, que podría iniciar a los 45 años de edad.

Estudios concluyen que el ejercicio físico puede proporcionar una estrategia ampliamente disponible para mejorar el funcionamiento cognitivo, especialmente de las funciones ejecutivas y memoria, y retrasar la aparición de la demencia.

Así mismo la práctica de yoga ofrece beneficios a nuestra salud mental, pues reduce el estrés y ayuda a equilibrar el estado de ánimo. ayuda a equilibrar el estado de ánimo, y justamente las personas entre 45 y 64 años de edad, especialmente las mujeres, son quienes tienen mayor tendencia a sufrir de depresión.

Para concluir las mejores recomendaciones para mantener la frecuencia en la práctica de actividad física son, en primera instancia hallar un tipo de ejercicio que nos guste, que nos divierta y que logre entusiasmarnos. Así podremos mantenerla en el tiempo. En segunda instancia, plantearnos verdaderos retos, actividades que impliquen un esfuerzo, pero con metas realistas. Publicado por Mujeres al día, agencia de noticias e información.

 

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